10 maneras de cocinar más saludable.
Es fácil hacer que lo que es sano para ti también tenga un sabor delicioso.
Cuando se trata de
cocinar de manera saludable, nos enfocamos en elegir buenos ingredientes con
los nutrientes que tú y tu familia necesitan. Pero la verdad es que la forma en
que preparas la comida puede ser tan importante como lo que compras.
Ciertas técnicas de
cocina te ayudarán a maximizar la nutrición de los alimentos, mientras que
otras minimizarán la ingesta de elementos menos saludables como sodio agregado
y la grasa poco saludable. A continuación te ofrecemos una lista de 10 consejos
para cocinar de forma más saludable que ayudarán a resaltar el sabor de tus
alimentos.
1. Trata tus
vegetales correctamente
Hervir y cocinar en
exceso ciertas verduras les quita vitaminas, minerales y antioxidantes. En su
lugar, intenta cocer al vapor. Eso conserva más nutrientes en las verduras que
hervir, freír o incluso escaldar. Usa una canasta de vapor y un temporizador.
Revisa las espinacas y otras verduras de cocción rápida después de 5 minutos al
vapor, los vegetales cortados en cubitos o rallados después de 10 minutos, y
verduras más densas, como zanahorias enteras o papas, después de 20 minutos.
También puedes cocinar verduras al vapor en un microondas usando solo de 1 a 3
cucharadas de agua para conservar los nutrientes.
2. Prueba la comida
antes de agregar sal
Solo una cucharadita
de sal de mesa tiene aproximadamente 2,300 miligramos de sodio, la cantidad
máxima que debes consumir en un día. Para las personas de 51 años o más, y para
los afroamericanos o aquellos que tienen presión arterial alta, diabetes o
enfermedad renal crónica, el máximo recomendado es de 1,500 miligramos por día.
Para reducir el consumo de sodio, ármate de valor y retira el salero de tu
mesa: algunas investigaciones han demostrado que tus papilas gustativas se
adaptarán con el tiempo.
También reduce el
consumo de alimentos procesados listos para el consumo y condimentos con alto
contenido de sodio, como la salsa de barbacoa, el ketchup y la salsa de soya.
En su lugar, busca otros condimentos que realcen el sabor, dice una nutricionista
de Consumer Reports, Ellen Klosz, como un chorrito de limón o jugo de limón
amarillo en las verduras, un chorrito de vinagre balsámico en guisos, o una
pizca de orégano o comino en la carne, las aves de corral y los mariscos.
3. Enjuaga las verduras
Puedes reducir el
sodio en vegetales enlatados y legumbres como frijoles negros y garbanzos
enjuagándolos con agua. Eso ayuda a reducir su contenido de sodio hasta en un
40%. Pero el enjuague también puede eliminar algo de la vitamina C de algunas
verduras enlatadas, como los chícharos (guisantes). Usar alimentos enlatados
sin sodio o con bajo contenido de sodio es una forma aún más fácil de mantener
tu ingesta de sodio bajo control. O considera verduras frescas o congeladas sin
condimento.
4. No enjuagues la
carne
Si bien la salmonella
y otras infecciones bacterianas pueden tentarte a enjuagar la carne cruda, esto
no se recomienda. Por un lado, el agua no eliminará muchos patógenos peligrosos
en primer lugar. Por otro lado, el agua corriente sobre las aves crudas y otras
carnes también puede contaminar el fregadero y otras superficies de la cocina
con bacterias. Si te preocupan las enfermedades transmitidas por los alimentos,
lo mejor que puedes hacer es cocinar la carne bien y probarla con un termómetro
para carnes: al menos 145 ° F para bistecs, asados, chuletas y pescado; 160 ° F
para carne molida de res o cerdo; y 165 ° F para aves de corral.
5. Pierde la grasa de
la carne molida
Si fríes las
hamburguesas en lugar de asarlas en el horno o parrilla, asegúrate de escurrir
la grasa. "O intenta hacer hamburguesas en una sartén de asar", dice
Klosz. "Tiene hendiduras o agujeros para permitir que el exceso de grasa
se escape de la carne". Si vas a usar carne molida cocida en una cazuela o
en una salsa para pasta, considera la posibilidad de secarla con toallas de
papel o enjuagarla con agua caliente del grifo en un colador y luego escurrirla
durante 5 minutos. Un estudio de Iowa State University encontró que esta
técnica eliminaba la mitad de la grasa que quedaba después de cocinar, pero no
redujo sustancialmente los niveles de proteína, hierro, zinc o vitamina B en la
carne.
6. Freír en el horno,
no en sartén
La comida absorbe el
aceite mientras se fríe. Pero cuánta cantidad dependerá de la comida, la temperatura
del aceite y si el alimento está rebozado. La investigación muestra que las
verduras como las papas absorben más grasa durante la fritura que la carne.
Intenta cambiar a "freír en el horno", que usa poco aceite pero aún
así produce una fritura “crujiente”. Primero, cubre el alimento con algo
tostado que también agregue nutrientes y contenga menos calorías, como migas de
panko de trigo integral o una mezcla de hojuelas de salvado trituradas y
hojuelas de maíz. Luego rocía la comida con aceite en aerosol o un chorrito de
aceite, y hornea la comida.
7. Agrega un poco de
grasa buena a la ensalada
Usar un aderezo sin
grasa o simplemente un poco de limón en una ensalada ahorra algunas calorías,
pero también puede evitar que tu cuerpo absorba todos los nutrientes de las
verduras. "Eso se debe a que algunos nutrientes son solubles en
grasa", dice Klosz, "y nuestros cuerpos no los absorben tan bien sin
un poco de grasa en la comida". Por ejemplo, los carotenoides en las
zanahorias, que el cuerpo convierte en vitamina A, en su mayoría no se absorben
ni se usan sin la grasa que los acompaña. Unos investigadores de Purdue
University descubrieron que agregar 1½ cucharadas de aceite de canola a una
ensalada puede aumentar la absorción de carotenoides en el cuerpo.
8. No cocines
demasiado el ajo fresco
El ajo se ha
relacionado con un riesgo reducido de ciertos cánceres y enfermedades del
corazón. Pero si lo cocinas demasiado tiempo, podrías perderte algunos de sus
beneficios. Así que mantén los tiempos de cocción lo más breves posible, y
tritura o corta el ajo en lugar de usar los dientes enteros, que tienden a
perder sus beneficios para la salud más rápido al cocinarlos.
Además, cortar,
rebanar o triturar el ajo desencadena una reacción enzimática que aumenta sus
compuestos saludables. El calor evita esta reacción, así que deja que el ajo se
asiente en la tabla de cortar durante al menos 10 minutos antes de cocinar.
Para obtener la máxima ventaja nutricional, agrega ajo crudo a los aderezos
caseros para ensalada, pesto o hummus.
9. Trata bien tu
aceite de oliva
De todos los tipos de
aceite de oliva, el extra virgen debe contener la mayoría de los fenoles, es
decir, productos químicos naturales que promueven la salud y tienen propiedades
antioxidantes, antiinflamatorias y anticoagulantes. El calor, el aire y la luz
pueden afectar el sabor del aceite de oliva y posiblemente sus nutrientes, así
que asegúrate de comprar aceite de oliva extra virgen en una botella pequeña de
color oscuro y mantenlo tapado y almacenado en un gabinete de cocina alejado de
la estufa y de mostradores luminosos.
10. Varía el menú
"Preparar el mismo tipo de comida una y otra vez, o limitar de otra manera los alimentos que consumes, restringe tu ingesta de nutrientes", dice Klosz. La investigación ha vinculado una dieta variada con mejor salud en general y reducir el riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas. Puedes encontrar ideas para una gran variedad de menús de desayuno, almuerzo y cena adaptados a tu género, edad, talla y nivel de actividad, e incluso puedes hacer seguimiento de lo que has comido en ChooseMyPlate.gov, un sitio web manejado por El Departamento de Agricultura.
Fuente: https://www.consumerreports.org/es/alimentos/maneras-de-cocinar-mas-saludable/
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